Una mañana envolví mi calavera entre los periódicos del día
y corrí al desierto donde el sol adormece y abrasa
en busca de mis huesos
Mi terca tibia el galante occipital tan amado por su médula
el ufano esfenoides
la mugre de mis uñas y la luna de mi sien
eran la viva estampa de mi tribu
--Este no eres tú
tú eres otro--
me decía mirándome en los fríos charcos de las calles de Sonoma
La nieve era un muñeco gordo herido por la ventisca
(Un cubo de nieve se forma arañando la escarcha del refrigerador
cuando ya no queda nada de comer en su interior)
Viajé anduve nadé
Crucé dos/ tres/ mil fronteras
hasta ingresar a las ciudades donde vive un Dios impaciente
Es un administrador implacable
Las muertes que dispensa siempre son intencionales
Veo mis huesos azules en los cristales de los rascacielos
colgando de un andamio en otro planeta
pregunta mi barba de dónde la llovizna esta tristeza
El viento es un puñal que me sacude
Pero sé que mi cuerpo está en alguna parte
a menudo lo veo entre sueños
Noche tras noche a la hora de comer
desempaco mi calavera de su cuna de periódicos
la beso mi aliento a soda
Toda vida todo abismo todo dique
todo árbol todo clavo toda sangre
El hombre y la mujer que yo contengo
son la viva estampa de mi tribu
Me alegra verte con tu poesía en línea, Miguel. :-)
ResponderEliminarYa vine, vendré seguido.
ResponderEliminarUn abrazo.
María, Ele, gracias por romper capote...
ResponderEliminarExcelente poema para comenzar un blog. Toda tu muerte, todas tus vidas, unas y otras en su límite de contención como una frágil gota.
ResponderEliminarRené E. Rodas
Gracias por las palabras...
ResponderEliminarUn abrazo.
Amparo
René, gracias por tu interpretación; Amparo, por tu síntesis cariñosa
ResponderEliminarMuchas gracias por mostrarme tu blog. Me gustó mucho este poema, además, está muy bien escrito.
ResponderEliminarUn saludo, hermano poeta.
Muchas gracias por mostrarme tu blog. Me gustó mucho este poema, además, creo que está muy bien escrito.
ResponderEliminarUn saludo, hermano poeta.
Saludos Francisco, un abrazo ultramarino
ResponderEliminarMiguel, te encuentro justo ahora que nos hacemos tanta falta.
ResponderEliminar4:40